miércoles, 20 de abril de 2011

VIOLENCIA DE GÉNERO, AL RESCATE DE LO POSITIVO (II PARTE)

Tras la visualización del vídeo el cual nos invita a la reflexión del maltrato nos planteamos diversas cuestiones pues ¿es tan difícil el reconocimiento de estas situaciones sólo porque suelen tener lugar en el ámbito privado?, ¿qué ocurre con las víctimas indirectas de violencia? o ¿son suficientemente efectivas las medidas puestas en marcha?.

Pues bien en primer lugar decir que resulta complejo la comprensión y el reconocimiento de los casos de violencia especialmente hacia las mujeres, debido a dos procesos básicos como son la invisibilización y la naturalización del problema. A lo largo de la historia solamente se ha considerado violencia aquellos daños materiales utilizando una terminología que aludía exclusivamente al maltrato físico como en la década de los 60 “el Síndrome del Niño Apaleado” definido por Henry Kempe o en los 70 con Lenore Walker el “Síndrome de la Mujer Golpeada”. Además la concepción de la familia entendida como el espacio privado por excelencia proveedor de seguridad, afecto y estímulos, impide atender los factores de riesgos que se pueden comprender en ésta como un entorno peligroso en el que se pueden violar los derechos humanos, experimentar miedo e inseguridad y crecer con la violencia. A todas estas cuestiones debemos añadir la naturalización de la violencia y su sumisión o integración. Por lo que han sido diversas las circunstancias y hechos que han dificultado la detección de los casos de violencia, los cuales en la actualidad se pretende limar.

Respecto a las víctimas indirectas de los casos de violencia debemos tener en cuenta que son numerosas las personas que se ven afectadas en el desarrollo de estos acontecimientos. Desde los medios de comunicación incluso desde la mayoría de estudios e investigaciones realizadas solo se habla del número de personas que han fallecido a causa de maltrato o el porcentaje de denuncias interpuestas por estos hechos. Sin embargo como bien confirman las estadísticas y concretamente una macro encuesta del Instituto Andaluz de la Mujer (2002) el 73,7% de los casos de violencia de género las víctimas tenían hijos. Así pues tras estos hechos se ve afectado todo un núcleo familiar cuyos menores se quedan desamparados al perder sus dos figuras de referencia, mientras que el resto de familiares también pueden padecer algún trastorno sobre todo en el caso de que hayan presenciado dichas agresiones. La cuestión por tanto es la siguiente, cuando hablamos de víctimas de la violencia bien de género o familiar el daño y las personas que se ven afectadas se expanden pues aunque contabilicemos solo un caso son múltiples las personas que lo integran. Precisamente atendiendo esta demanda y en esta línea están surgiendo en estos momentos asociaciones de familiares víctimas de la violencia, al encontrarse desamparados por las distintas instituciones cuya ayuda proporcionada es insuficiente. Este es el caso por ejemplo de la Asociación de Familiares de Víctimas de Violencia de Género “Beatriz de Hinestrosa” en Córdoba, quienes pretenden establecer una vía de comunicación, información y apoyo entre los familiares de víctimas mortales de la violencia de género. Entre sus fines se encuentra la reivindicación de los derechos de estos familiares, el asesoramiento jurídico y psicológico necesario, el cumplimiento de las penas impuestas, la priorización de la protección de los menores o fomentar el voluntariado y la sensibilización ciudadana.

(Enlace de la Asociación: http://beatrizdehinestrosa.com/)

En cuanto a la última cuestión sobre las medidas que se plantean he de resaltar el protocolo de actuación expuesto por mis compañeras, el cual clarifico y resulto de gran intereses para todos los allí presente. Ahora bien desde el Instituto Andaluz de la Mujer debemos hacer alusión al I Plan Estratégico para la Igualdad de Mujeres y Hombres en Andalucía 2010-2013, y concretamente desde esta institución se ofrece los siguientes servicios especializados en violencia de género:
          -Servicio telefónico de atención e información 24 horas.
          - Asesoramiento jurídico on-line, para la realización de consultas.
          - Centros Provinciales del IAM.
          - Centros Municipales de Información a la Mujer.
          - Servicio integral de Atención y Acogida a víctimas de violencia de género.
          - Ayudas económicas para mujeres víctimas de violencia de género.
          - Servicios de asesoramiento jurídico.
          - Servicios de atención psicológica.

He de resaltar que a pesar de su exclusiva atención al colectivo femenino, cosa que en los últimos tiempos parece que se está solventando ampliándose las medidas e incorporando la posibilidad de que el hombre sea también víctima de violencia, las diferentes estrategias planteadas a nivel teórico son bastante apropiadas. Suponen un campo amplio de intervención con medidas de una gran diversidad, pero el problema se nos presenta cuando la teoría no se aplica tal cual en la práctica. Así pues, en numerosas ocasiones nos hacemos eco de noticias en las que la víctima había denunciado su situación y tenía interpuesto algún tipo de medida de protección la cual no fue capaz de evitar el espantoso desenlace. De hecho me he encontrado con la siguiente noticia, en la que una mujer denunció ser víctima de malos tratos y al carecer de recursos y redes sociales de apoyo se vio obligada a volver con su supuesto agresor. Ante hechos como éste la pregunta es ¿qué está fallando?, siendo obvio que hay algo que no está funcionando como debiera siendo necesario incorporar alguna modificación que mejore su resultado o eficacia. (Noticia: http://www.20minutos.es/noticia/685315/0/).

Llegados a este punto sabemos que la persona que sufre una situación de violencia con frecuencia normaliza el problema y se avergüenza o culpabiliza del mismo, pero a pesar de ello se preguntarán ¿por qué no se enfrenta a su agresor poniendo fin a esa inhumana situación?, ¿por qué sigue conviviendo con éste? o ¿por qué no hace nada al respecto?. Pues bien son múltiples las teorías al respecto que han intentado ofrecer una explicación a estos hechos. Citaremos la teoría del ciclo de la violencia formulada por la antropóloga Leonor Walker en su libro de 1979 “The Battered Women” (Las mujeres maltratadas), donde mayor hincapié hicieron las ponentes. A través de esta teoría trataremos de entender los comportamientos de muchas mujeres que sufren violencia por parte de sus parejas, por lo que según la teoría del Ciclo de la Violencia suceden tres fases:

- I Fase de acumulación de la tensión o tensión controlada: se producen una sucesión de pequeños episodios que lleva a roces permanentes entre los miembros de la pareja, con ciertos cambios en su conducta que incrementan la ansiedad y la hostilidad.

- II Fase de episodio agudo o pérdida de control: la tensión y conflictos acumulados dan lugar a una explosión de violencia.

- III Fase de luna de miel: en esta última fase se produce el arrepentimiento a través de disculpas, promesas y justificaciones de los hechos. Al tiempo vuelve los episodios conflictivos y acumularse la tensión cumpliéndose nuevamente las fases de este ciclo.


 
A partir de lo comentado cabe añadir ¿qué podemos hacer al respecto?. Es evidente que se trata de una situación en la que se debe intervenir de manera interdisciplinar a través de la labor de diversos profesionales desde diferentes ámbitos como son el judicial, psicológico, social y educativo. Personalmente nos centraremos en el perfil educativo que es el profesional que desde esta asignatura nos atañe y nos compete. Por lo que en primer lugar decir que desde la Fundación Ana Bella, con la cual contactaron nuestras compañeras, el educador social desempeña las siguientes funciones:
  • Ayudar a aceptar el hecho.
  • Formación e inserción laboral.
  • Agentes de cambio y prevención con los hijos de las víctimas.
  • Acompañamiento y seguimiento individual y colectivo a los distintos servicios y alojamiento.
  • Crear redes de apoyo entre personas que han pasado la misma situación fomentando el asociacionismo.
  • Orientación básica en cuestiones referentes al estado en que se encuentran
Pues bien, considero que son muchas más las funciones que el educador social puede realizar en el ámbito de la violencia de género, siendo el principal problema que dicho perfil no está muy consolidado y por lo tanto sus funciones no se encuentran esclarecidas ni delimitadas. Así pues en el caso de incorporar a este profesional no se le adjudican las funciones oportunas que requieren su intervención especializada ocupando a veces tareas de otras áreas lo que daría lugar al intrusismo laboral y por tanto a una mala organización del equipo interdisciplinar que esté trabajando. Funciones como las siguientes son competencia del educador social y necesarias para estos casos de violencia de género como pueden ser entre otras:
  • De manera preventiva la elaboración de proyectos de sensibilización sobre las relaciones sanas de pareja en el ámbito escolar dirigido a jóvenes y adolescentes.
  • Creación de campañas de concienciación ciudadana en materia de violencia de género.
  • Fomentar el asociacionismo y voluntariado entre las víctimas de malos tratos.
  • Impulsar y colaborar en la realización de investigaciones y estudios sobre las causas y consecuencias de la violencia, así como sobre su tolerancia en la sociedad.
  • Insistir en la modificación y corrección de la normativa actual por una legislación más adecuada y específica sobre los casos de violencia intrafamiliar.
  • Establecer espacios donde se desarrollen debates, conferencias o jornadas en los que se ofrezca información sobre la identificación y prevención de desigualdades, situaciones de dependencia y el posible padecimiento de algún tipo de violencia.
  • Investigar la violencia de género en los Centros Educativos.
  • Ofrecer formación al profesorado sobre las diversas manifestaciones de la violencia de género para su temprana detección en el ámbito escolar.
  • Proporcionar modelos educativos alternativos a las familias en riesgo.
  • Prestar atención a los hijos y familiares de la víctimas para su posible integración y corrigiendo las pautas de comportamiento que no son aceptadas por la sociedad evitando que normalice esa situación.
  • Elaborar programas para la recuperación e integración tanto de la víctima como del agresor.

Para concluir después de todo lo comentado a lo largo de esta entrada, decir que como hemos podido ver se trata de un tema candente que se encuentra en la actualidad en pleno debate. Suscita diferentes opiniones y se replantean cuestiones como la igualdad de género, la existencia de un ministerio para la mujer, la cobertura legislativa, la eficacia de las medidas establecidas, la labor de los medios de comunicación, la importancia de la prevención y la educación en este aspecto, la discriminación positiva,… Por lo tanto considero que al menos se trata de un tema de gran envergadura que requiere un trato prioritario en las decisiones de la sociedad moderna. Porque es un hecho real que todos los años mueren en nuestro país numerosas mujeres a manos de su pareja por lo que debemos afrontar el problema en su totalidad, trabajar de manera interdisciplinar para que en un futuro no tengamos que seguir hablando del instituto de la mujer, ni de una normativa que la proteja, ni de medidas de discriminación positiva porque no haga falta. Esperemos que algún día estemos tan avanzados en materias sociales y convivencia que la mujer deje de ser vulnerable, que la igualdad en su pleno concepto exista y que cuestiones como las que hoy nos atañe sean cosas del pasado. Pero para todo ello creo que aún queda mucho tiempo y sobre todo queda mucho trabajo por hacer, por lo que como no es imposible comencemos pues.

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-Estudiante de Trabajo y Educacion Social en U.Pablo de Olavide. -Corresponsal Juvenil del Area de Juventud del Ayuntamiento de Los Palacios.
 

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